miércoles, 13 de abril de 2011

TRANSPORTE AÉREO MILITAR en CHILE

ANTECEDENTES

por Sergio Pulgar

JUNKERS F.13 "KORMORAN", 02 pilotos, 04 paxs;
primer transporte militar en Chile, 1924-1925

El desarrollo de la aviación militar, sentó sus bases iniciales en el diseño de aeronaves para misiones de observación, siguiendo la línea de los aeróstatos o globos, ya utilizados en diversos conflictos en Europa y los Estados Unidos, a modo de somero ejemplo.
Así, la función netamente militar de las aeronaves, se acotó inicialmente a esa misión, que hoy conocemos como reconocimiento y que en el presente, además de plataformas especializadas, que operan inclusive más allá de las fronteras de la tierra; cumplen todo tipo de aeronaves; inclusive las civiles, en caso de un eventual conflicto.

Las dimensiones y capacidades de las aeronaves de la primera década del siglo XX, restringían su uso como medio de transporte, al menos si se considera como una forma de trasladar sistemáticamente personas o cargas desde un punto a otro.
Mas la rapidez de la evolución de éste nuevo "artefacto" volador, pronto consideraría esa función; primero como una forma de trasladar con más rapidez a algún comandante militar o dignatario gubernamental, para luego servir como apoyo logístico, al transportar armas o víveres a los diversos frentes.
No obstante, la visión de los primeros servicios militares, que introducen aviones en sus sistemas de operación, dan por sentado que su más relevante uso es el de servir como plataforma de observación, seguido rápidamente por la de anulación de los aviones enemigos; naciendo el combate aéreo y seguido por la del bombardeo a fuerzas terrestres.

El transporte como tal seguía siendo una función "accidental", lo cual limitaba el desplazamiento de las Unidades de Reconocimiento o Combate; aunque en la relatividad de las razones de velocidad de los vehículos terrestres y los aéreos, eran bastante similares, por lo que no constituía una base que generase un concepto de necesidad vital.
Sin contar el "conservadurismo" de los militares, en cuanto a considerar los aviones, como un sistema auxiliar, casi irrelevante, al momento de definir una batalla. La Infantería seguía siendo el eje fundamental de las operaciones, con una artillería clásica, amén de la incipiente arma de blindados; otro concepto tecnológico que logra su sitial sólo en la segunda guerra mundial.

Pero es el desarrollo de los bombarderos y entre otros, la idea de un reconocido diseñador alemán, HUGO JUNKERS, que a partir de uno de sus primeros aviones biplazas y de la ya mítica idea de las planchas de duraluminio acanaladas; que ofrece uno de los primeros aviones específicamente diseñados y destinados al transporte aéreo.

Así nace el ampliamente exportado Junkers F.13 KORMORAN, un monoplano con capacidad para cuatro pasajeros y dos tripulantes.

LA MISIÓN JUNKERS

En Chile, la aviación militar había dado sus primeros pasos en 1912, con el envío a Francia de oficiales y suboficiales, para especializarse tanto en el vuelo, como la mecánica de estas nuevas "máquinas voladoras", siendo uno de los primeros, el Capitán Manuel Ávalos Prado, quien, además, se convertiría en el primer receptor de aviones destinados a la futura Escuela de Aviación Militar del Ejército, todos de origen francés, debido a que entonces era la cuna de la formación de Pilotos y Mecánicos para el mundo.
Esa hegemonía francesa, sería la razón para que luego se le otorgase a Louis Testart, mediante un decreto del gobierno chileno la concesión del "aire patrio por tiempo indefinido", para uso y usufructo del naciente transporte aerocomercial.




Junkers A20, KOLIBRÍ, recién arribado a El Bosque, 1924


Esa hegemonía francesa, sería la razón para que luego se le otorgase a Louis Testart, mediante un decreto del gobierno chileno la concesión del "aire patrio por tiempo indefinido", para uso y usufructo del naciente transporte aerocomercial.
Pero todo comenzaría a variar, cuando el 4 de Diciembre de 1924, aterrizan en la Base El Bosque, dos aviones Junkers, un biplaza - A20 - diseñado para entrenamiento y traslado de correo aéreo y el multiplaza (04 asientos) F.13; ambos monoplanos metálicos cubiertos por planchas acanaladas de duraluminio; idea patentada por Hugo JUNKERS. Ambas aeronaves constituían la Misión Junkers, que proveniente de Argentina, habían cruzado la Cordillera de Los Andes, para culminar una gira de promoción de las aeronaves en Sudamérica.

Producto de la positiva impresión causada tanto en la ciudadanía, como en los mandos de la aeronáutica militar, el teniente coronel Marmaduque Grove, logra la adquisición de ambos aviones.


Junkers A.20 KOLIBRÍ, biplaza de entrenamiento, usado para transporte de autoridades militares, 1924


Pronto cumplirían su primera misión, aunque más de promoción interna, que de transporte como tal, al ordenarse el despegue del A-20 y F.13, para escoltar el tren que desde Mendoza, Argentina, traía de regreso al país al autoexiliado Presidente Arturo Alessandri Palma.
El 13 de Marzo de 1925, el KORMORAN, con el Capitán Federico Barahona y el Teniente Óscar Herreros a los comandos y el A20 piloteado por el Capitán Rafael Sáenz, que llevaría al propio Grove, despegan en pos de su objetivo, iniciando así la saga del Transporte Aéreo Militar. 
Para desazón de don Marmaduque (Director General Interino de Aeronáutica desde el 31 de Enero), una creciente falla de motor del A20, lo hizo aterrizar en Rinconada de Los Andes, prosiguiendo sólo el F.13 en procura de su misión de escolta aérea presidencial.

El día 20, regresaba el F.13, acompañado en el aire por el Junkers W.34 BREMEN, destinado para presentarlo a la Aviación Naval, que posteriormente lo adquiriría. 


Junkers W34, BREMEN, FAN 27, El Bosque, 1931.

El pequeño despliegue de la Aviación Militar motivó al Presidente Alessandri a firmar el Decreto 1849, autorizando a la Dirección de Aeronáutica Militar, para organizar un servicio de vuelos con pasajeros.




Junkers F.13, despegando desde la playa de Antofagasta, 
en uno de sus últimos vuelos, 1925


Así a partir del 18 de Junio de 1925, nacía oficialmente el Transporte Aéreo en Chile.

Y también, el primer Aeródromo que prestaría el servicio:

"La partida y la llegada de los aviones se efectuará en el Aeródromo del Cantón Providencia, en la terminación sur de la Avenida Antonio Varas, entrada por Avenida Irarrázaval"

Disponiendo el tarifario vigente, para ambos tipos de aeronaves (A-20 y F.13), a razón del costo del total de la capacidad de transporte, o sea una plaza para el A-20 y cuatro para el F.13; debiendo cubrirse el gasto de los cuatro asientos, indistintamente si se ocupaban o no. La venta de las "estampillas de vuelo" se haría en el mismo Aeródromo los días de vuelo; aunque "para mayor comodidad, el público podrá pedir reservar horas de vuelo en la Dirección General de Aviación, Sección Ayudantía, Alameda de las Delicias Nº 2015"


Se establecía un Reglamento simple, pero suficientemente claro, para la organización del primer servicio de transporte aéreo, cuya cláusula V, es digna de recordar y que se mantiene casi inalterable (en esencia) en el sistema militar actual, ésta rezaba sucintamente así:

"Riesgos de Vuelo"

"El Servicio no responde por riesgos de vuelo"

El fugaz servicio del F.13

Grove comprendía que la mejor forma de posicionar el concepto del transporte aéreo, era fomentarlo mediante el acceso de la ciudadanía a este nuevo concepto. 
Pronto partiría a Concepción y Arica con sus nuevos aviones, despertando la admiración de los habitantes, toda vez que la construcción y dimensiones eran notablemente diferentes a los ya comunes biplanos.
Motivado por la positiva recepción, organiza un raid al norte, compuesto de los dos Junkers, más el Vickers VALPARAÍSO (versión especial para Chile del VIXEN V); ordenando el despegue el 12 de Diciembre de 1925, para conmemorar el cruce de Los Andes (Dagoberto Godoy, 1918).
La Bandada despega al amanecer de ese día, haciendo el vuelo directo hasta Playa Blanca, Antofagasta, el VALPARAÍSO y el KORMORAN, en tanto el KOLIBRÍ, debe hacer una escala en Copiapó, para recargar combustible, arribando posteriormente.
La respuesta fue la esperada, organizándose vuelos sobre la ciudad, despegando desde la costa.

El día 15, a media mañana, el F.13 despega desde Playa Blanca con pasaje completo; al mando del Mayor Gabriel Valenzuela y el Teniente Enrique Mujica. 
Al poco rato y mientras enfilaba hacia el mar, la aeronave comenzó a vibrar violentamente, mientras observaban como se desprendían el radiador y parte del capot; se había roto una sección de la hélice. La tripulación inicia el regreso hacia la costa, controlando una asimetría de vuelo y planeando, pero la inesperada reacción de uno de los pasajeros, un médico, provoca la tragedia. El médico Moran, pierde el control y abre la portezuela lateral, lanzándose al mar, cayendo sobre unos roqueríos y perdiendo la vida. La desafortunada maniobra provoca un violento efecto en la actitud de vuelo del avión, lo cual lo precipita lateralmente hacia el suelo, estrellándose sobre las rocas del fondo marino cercano.

Mujica fallece en el impacto, aunque los pasajeros restantes y el Mayor Valenzuela salvan sus vidas, llegando a nado a la playa.

Modelo en escala 1:72, en el esquema del día del accidente, 
el avión no alcanzó a usar otras insignias ni numerales, 
salvo el color azul del timón y la estrella blanca.


Este triste momento marca el fin del primer avión de transporte neto, y del servicio al público.
Pero no detiene el proceso de afianzamiento del uso de las aeronaves militares como medio de transporte institucional.


Los R.42 (K.30); continúa la era Junkers




Marmaduque Grove, tenaz y de carácter fuerte, no se deja abatir por el accidente y pronto encabeza personalmente la comisión que viajará a Europa, con el objetivo de adquirir aeronaves de mayor potencia para el Servicio que comandaba. 
Acompañado de Diego Aracena, juntos tomarían una muy buena decisión, al elegir los Junkers K.30, bombarderos trimotor, desarrollo de los transportes G.24.

Respecto de las distintas designaciones del trimotor Junkers, es necesario remitirse a las condiciones que se le había impuesto, tras la derrota en la primera guerra mundial, a los alemanes; específicamente la prohibición, entre otras, de construir aviones de combate. Conforme a ello, Hugo Junkers, logra un modelo que sintetiza los avances, a partir del F.13; para ofrecer un multiplaza a las nacientes líneas aéreas, tanto germanas, como del resto del orbe. Este recibe la designación G.24.
El G.24 es un trimotor, metálico, operado por dos a tres tripulantes y con capacidad para 8 a 9 pasajeros, más equipaje, dotado de algunas comodidades para vuelos de largo alcance, como servicios higiénicos, por ejemplo. Su velocidad máxima promedio era de 155 km por hora.
Para soslayar las trabas de Versalles, Junkers se asocia con un sueco, montando la planta de armado de la serie G.24 en Linham.
El punto era que en el territorio alemán, no se podían construir medios bélicos.
Así las cosas, y para evitar cualquier resquicio que evitase su desarrollo, Junkers cede a que su nueva variante del G.24, ahora en función de bombardero, reciba una designación sueca; de tal modo que el avión es designado K.30. En tanto para su exportación, apelando a una algo ingenua estrategia, se invierten los números, así, el G.24  es el R.42.

Volviendo a la adquisición chilena, Grove y Aracena, logran que se acepte su propuesta y confirman la compra por 6 Junkers R.42, con tren terrestre, pero con posibilidad de instalársele flotadores. Una buena idea, considerando que nuestro territorio esta asentado completamente de cara al Pacífico y con muchos lagos, canales, estrechos y ríos navegables.
En reconocimiento histórico, Grove ya preveía la ruta aérea hacia el sur austral, idea que sería concretada en su génesis por Merino Benítez. 
Por su parte Aracena había sido el primer Piloto en volar un avión con flotadores, el Sopwith BABY (cedido luego a la aviación naval), en 1919, en la bahía de Talcahuano.

Las seis "enormes" aeronaves metálicas, comenzaron a llegar a Chile, embarcadas, siendo ensambladas en El Bosque e iniciando sus vuelos de presentación en 1926. Aunque destinados específicamente a su función de bombardero; su capacidad permitió usarlos en misiones de transporte de carga y pasajeros.

Respecto a esa aplicación, debe establecerse la mínima o quizás nula atención a los conceptos de peso y estiba, por cuanto, al menos en dos oportunidades, los aviones excesivamente cargados con soldados y sus pertrechos, despegaban al final de las rústicas pistas, apenas logrando sobrepasar los cercos que las rodeaban. En uno de ellos, un pequeño muro de adobes, dió con la recia estructura del R.42 por el suelo, aunque sin víctimas, salvo un buen susto, una mejor explicación para el sumario y el correspondiente "llamado de atención"...

Destinaciones de los R.42
Pasos definidos hacia la creación de un
sistema de Transporte Aeromilitar

En Marzo de 1926 se había creado el Grupo Mixto de Aviación Nº 1, con Base en Alto Hospicio, Iquique; en virtud de ello, se destinaron dos R.42, J1 y J2, para servir en esa Unidad, como bombarderos; aunque debido a las tensas relaciones con Perú, se ordenó enviarlos hasta Arica, partiendo el R.42 J2, acompañado del A.20 J7; arribando el 05 de Septiembre de ese año.
Luego se traslada el J1, quien cumple una de las primeras misiones de transporte VIP, al trasladar al Ministro de Guerra, General de Ejército Bartolomé Blanche.
La gira del General Blanche se inicia el 10 de Octubre de 1927, en el J1, al mando del Mayor Diego Aracena y el Capitán Francisco Lagreze; completando la tripulación tres suboficiales mecánicos. La primera escala es en Antofagasta, después de un vuelo directo desde El Bosque; el 12 aterrizan en Iquique, donde el Ministro inspecciona el avance de las obras de la nueva Base de Alto Hospicio. El 16 culminan la primera parte de la gira en Arica.
Después de revistar las unidades acantonadas, se dispone el regreso hacia Santiago, para el día 21, con escalas en Antofagasta, Copiapó (22) y el 24 se completa el circuito aterrizando en El Bosque.
Indudablemente fue un notable respaldo al Servicio de Aviación y sentó un nuevo e importante precedente, dada la envergadura de la misión realizada, en un período crítico, donde además de la aviación de combate, se desplazó también unidades en misión de transporte.

A estas alturas, es necesario rescatar a uno de los más fervientes impulsores de la aviación militar y convencido de la necesidad de que la misma fuese un arma independiente del Ejército y que operase en similares rangos de decisión. Era el entonces Coronel de Ejército Don Carlos Ibáñez del Campo, quien se había convertido en Presidente de la República.

Ibáñez constantemente acudía a El Bosque, accediendo a todas las invitaciones que se le cursasen, pero lo relevante es que lo hacía además por interés propio, de seguir paso a paso el proyecto que pronto vería la luz, del cual ya manejaba buenos antecedentes, toda vez que conocía al gestor de la conocida como Unificación de los Servicios Aéreos.

El entonces Mayor Merino había sido nombrado Director de la Escuela de Aeronáutica Militar en 1926, de especialidad Artillero, carácter fuerte e ideas claras; pudo visualizar con certeza la necesidad de crear una institución especializada y autónoma, si realmente se consideraba la aviación como un vector operativo en un eventual conflicto bélico.
Don Arturo, dando muestras de su profesionalismo, se autoimpuso la tarea de aprender a volar, no entendía de otra manera ser Director de la Escuela de Aviación y no ser Piloto.
Pronto sería ascendido a Teniente Coronel por mérito y comenzaría su mejor batalla.
 Como si se tratase de una puesta en escena, los medios y personajes se reunían hacia 1927, pronto Ibáñez, Merino y los R.42 protagonizarían una verdadera "opera magna", iniciando con paso firme y seguro el camino a la apertura de las rutas aéreas, para establecer un sistema de aviación de transporte.

En Agosto de 1928 se crea el Grupo Mixto de Aviación Nº 3, que se basaría en Maquehue, Temuco; destinándose otros tres Junkers R.42.
Mas la aguda falta de Pilotos para este tipo de avión, abortó el traslado de los aviones a la nueva Unidad; en tanto en Julio del mismo año, se había decidido el regreso de los Junkers asentados en el norte, debido a serios problemas de corrosión.
 En consecuencia, se reorganiza el material aéreo, encuadrándolo en una Escuadrilla de Bombardeo; a la cual se agregan el A-20 y el Dornier C MERKUR (uno de los primeros aviones destinados a la aerofotografía); siendo asignado al mando del Capitán Alfredo Fuentes Martínez. La Escuadrilla fue basada en El Bosque, desde donde se desplegaba por todo el país, en cumplimiento de diversas misiones, entre ellas, la aerofotografía y el transporte.

Iniciándose 1929, comienzan a adquirir perfiles definidos, dos proyectos, la Línea Aeropostal y la Unificación de los servicios aéreos (Ejército y Armada).

La Línea Aeropostal Santiago-Arica, pronto sería una realidad, con los frágiles biplanos Moth, los CIRRUS primero y luego los GIPSY; en tanto se proyecta hacia el sur, Merino ve en los fornidos R.42 el medio para cumplir esa tarea, incorporando nítidamente el concepto de Servicio Aéreo de Transporte de correspondencia y pasajeros; con la fundación de la Línea Aeropostal el 05 de Marzo de 1929.
La gran preocupación de Merino, era el desarrollo de la aviación de transporte comercial en el resto de Sudamérica, bajo banderas extranjeras.

Es esta Aeropostal, embrión de la que pronto se convertiría en la Línea Aérea Nacional, la que incorpora los primeros aviones especializados en transporte de pasajeros, los Fairchild FC-2 en 1929.

 Paralela y a la vez vertiginosamente comienzan a sucederse los eventos, se gesta la apertura de la Ruta a Aysén, para lo cual se crea la Escuadrilla de Anfibios Nª 1, basada a orillas del Río Chamiza, al este de Puerto Montt. Para su puesta en servicio, se destinan dos GIPSY Moth, dotados de flotadores y se adquieren en Canadá 06 Vickers VEDETTE.


Vickers Canadian VEDETTE V (proyecto en desarrollo)


Arturo Merino Benítez ha sido nombrado Director de Aeronáutica y como tal, comienza a consolidar la idea de la Unificación, para lo cual vuela en distintos aviones, entre Arica y Puerto Montt, inspeccionando el desarrollo de las Unidades y preparando a los oficiales y suboficiales aviadores que deberán decidir su permanencia en el Ejército o pasar a la planta de la Aviación.
Comienzan los vuelos de los VEDETTE, entre La Chamiza y Aysén, explorando, levantando cartas y creando rutas aéreas; postas de reabastecimiento de combustible, estaciones terrestres de chequeo en ruta; llegando incluso a fundar localidades, como Puerto Edén, en procura de establecer la Ruta hacia Aysén, pero con la vista fija en el horizonte austral.

El 19 de Septiembre de 1929, la Aviación Militar se presenta en vuelo, desfilando sobre el entonces Parque Cousiño, en el mayor despliegue aéreo observado en América; al mando del Teniente Coronel Arturo Merino Benítez. 
Fue indudablemente la prueba más concreta de que la Aviación Militar chilena era una institución como tal, aunque aun faltaba tomar la decisión política de darle autonomía y los tiempos eran borrascosos, en todos los aspectos; o quizás unos consecuencia de otros; la economía mundial se había estrellado, los gobiernos se enfrentaban a nuevos problemas, con una efervescencia social producto de reivindicaciones de los más desposeídos.
Chile no estaba exento de ninguno de los problemas descritos y sin embargo, la aviación estaba en su mayor apogeo; quizás esos valientes "muchachos de Merino" y sus constantes proezas hacían soslayar la crisis en que se debatía el resto del mundo.

Hacia Diciembre de 1929, ya los VEDETTE habían acuatizado en el río Aysén, el estrecho Elefantes, el Lago Palena y en varios puntos de la costa entre Puerto Montt y Aysén; hermosos y frágiles, los aviones al mando de sus osados Pilotos y leales Mecánicos, ya no le temían a esa meteorología cambiante y a veces, hasta violenta.

"MAGALLANES, MAGALLANES..."

Mas la vista seguía fija en ese horizonte aéreo, el sur austral; quizás el "Magallanes, Magallanes" expresado por O'Higgins mientras agonizaba y que había guiado a los pioneros de la Goleta "Ancud" hacia el Estrecho, resonaba en los oídos de Merino Benítez.
Y tenía el avión indicado, un Junkers R.42, matriculado J6, fue acondicionado con flotadores, para realizar la mayor de las proezas aéreas de entonces; abrir la Ruta a Magallanes...

Al comenzar 1930, como si se tratase de rendir tributo a la poderosa naturaleza, ésta cobraba la vida del Teniente Aníbal Vidal y el Cabo Alfredo Román, mientras acuatizaban en el seno Aysén en su frágil Vickers VEDETTE  6, era el 23 de Enero. Eran la avanzada de exploración, en el proceso de apertura de la Ruta a Magallanes.
No bien se habían probado los flotadores en el Junkers R.42; el Comandante Merino ordena despegar al lugar de la tragedia y, en consecuencia, proseguir hacia Punta Arenas; si Vidal y Román habían entregado su vida en esta empresa, justo era que en su homenaje se concretase.
Así, el J6 tras un tormentoso viaje, el 26 de Enero arriba, primero a Puerto Natales y finalmente el Lunes 27 a Punta Arenas.
Arturo Merino Benítez, Capitán Alfredo Fuentes Martínez, Sargentos Luis Soto y Alfredo Moreno, Cabo Uldaricio Espinoza y el mecánico alemán Fritz Reiche..., fueron los gestores de la proeza, mas también debían pagar un doloroso tributo, al accidentarse en Agua Fresca, perdiendo las valiosas vidas, Fuentes Martínez, Soto y Moreno; el Comandante salvó su vida, aunque profundamente conmocionado por la tragedia.
Un recuerdo al Radiooperador Luis Soto, Sargento Primero, quien hasta el último momento cumplió con su deber de comunicar, primero el accidente y radiar el S.O.S.; para hasta el final, hacer señales con una linterna a uno de los barcos que acudieron a su rescate; una ola lo llevó al fondo del Estrecho y a la eternidad... cerca de la medianoche de ese triste 7 de Febrero de 1930.
Carlos Ibáñez le hace llegar su apoyo, reconocimiento y la certeza de que el sacrificio de esos valientes aviadores no será en vano.
No bien se recuperaba de la pena, el Comandante ve coronado los esfuerzos y entrega, con la promulgación del Decreto fundacional de la Fuerza Aérea Nacional...

Se consolida la Aeropostal

Los esfuerzos y las vidas perdidas en el desarrollo de las exploraciones e implementación de las rutas aéreas, tanto al norte, como al sur, quedando pendiente aún la del sur austral, dan como resultado la consolidación de la Aeropostal, pronto Línea Aérea Nacional.
Las tripulaciones y servicios de apoyo, obviamente provenían de la aviación militar; asumiendo también que el servicio aéreo naciente, era parte del sistema estatal, ya que no se inicia como una empresa privada, con capitales propios, sino de los provenientes de las arcas fiscales, por ende, de Chile en su conjunto.

Arturo Merino, al mando de la naciente Fuerza Aérea Nacional, en el cargo de Subsecretario de Aviación, había previsto el tema de las tripulaciones; ya que desde sus distintos mandos y mientras desarrollaba el plan de Unificación, observaba cómo los Pilotos y Mecánicos, una vez adquiridos los conocimientos y horas de vuelo, eran redestinados a otras Unidades militares, debiendo comenzar el ciclo de los nuevos; lo cual distraía el escaso presupuesto y no permitiría establecer un sistema de entrenamiento que asegurase una renovación de las tripulaciones y menos hacerlas llegar a un nivel superior de destreza.
Más allá de las fronteras, la aviación de transporte comercial, avanzaba al tenor del vértigo de la industria aeronáutica, nuevos aviones, más grandes, más veloces; en tanto se desarrollaban los sistemas de navegación y comunicación, a pesar de las consecuencias de la crisis económica de 1929. Chile sólo observaba y absorbía una u otra rebelión, pero no daba respuestas, salvo la de "Merino y sus muchachos".
Como se decía, Merino había considerado seriamente el tema del flujo de tripulaciones de transporte, por lo que, a través de la creación del Club Aéreo de Chile, pretendía formar Pilotos para la que sería su nueva dedicación, la Línea Aérea Nacional.

La situación política del país se agravaba día a día, mas el tesón de Merino le hacía conseguir los medios para adquirir los trimotores FORD AT5 para la Línea Aeropostal; en tanto había ordenado los vuelos regulares de los Fairchild FC-2 hacia Puerto Montt, con escalas en Chillán y Temuco. 
Hacia el norte, se habían incrementado las escalas, los Gipsy MOTH llegaban hasta Illapel, Potrerillos, Tal-Tal, Calama, María Elena, Tocopilla y finalmente Chañaral, siendo factor importante la bonanza del salitre, la que permitía el acceso de un pasaje seguro en este medio de transporte aéreo.

En este punto es donde se presenta la crisis de intereses, si puede denominarse así, ya que si bien se habían hecho esfuerzos también en la aviación militar, con la adquisición de aviones de combate, sentando a su vez, las bases de una industria aeronáutica nacional, el transporte militar era inexistente; los esfuerzos y sacrificios de los aviadores militares habían logrado establecer una Línea aérea, mas no un sistema operativo interno.

Sólo un atisbo de desarrollo se había experimentado con la compra del Loening C4C, asignado a la Escuadrilla de Anfibios Nº 1, para, supuestamente, continuar con la exploración de la ruta sur austral, pero nada más y la aeronave terminó siendo un medio de transporte aéreo de personajes VIPs (?)..


S-38 "AMPHIBION", transporte asignado a la Escuadrilla de Anfibios Nº 2
(actual Grupo de Aviación Nº 6)

El primer símbolo, por expresarlo de alguna forma, fue la adquisición del Sikorsky S-38, AMPHIBION, un modelo de los denominados "yates del aire", una serie de aeronaves destinadas a los millonarios, predominantemente estadounidenses, quienes habían dado origen a esta floreciente rama de la industria aeronáutica.
Anunciada la visita del Príncipe de Gales y su hermano el Duque de Kent, el gobierno autoriza a la Fuerza Aérea Nacional, la adquisición de dos anfibios Sikorsky S-41, pero debido a la demanda interna, la empresa sólo envía el ya mencionado S-38.
Los Príncipes, absolutamente en visita de placer, usan los medios aéreos de la Aeropostal primero y luego son trasladados a diversos lugares en el sur de Chile, en el AMPHIBION, que, en palabras de Ivan Siminic "por lo cual el aparato habría lucido colores de la Línea Aérea Nacional"; siendo destinado luego de su uso VIP, a la Escuadrilla de Anfibios Nº 2, en Magallanes.

Sikorsky S-43, Anfibio de transporte de la Escuadrilla de Anfibios Nº 1 
(actual Grupo de Aviación Nº 5)